Encuentro entre descartes y el jóven Pascal: La Antecámara (Spanish Edition) by Jean Claude

Encuentro entre Descartes y el joven Pascal. Descartes recibe a Pascal en la celda de un convento. El encuentro entre ambos filósofos está marcado por el momento espiritual que atraviesa cada uno de ellos. Descartes, consciente de su avanzada edad, apela a la juventud de Pascal para que continúe su obra científica, pero éste parece haber renunciado para siempre a la ciencia, al abrazar las tesis de radicalismo religioso de Port-Royal y el obispo Jansenio. La conversación está salpicada de datos históricos, biográficos, y conducida con una gran verosimilitud. En ella se abordan las cuestiones religiosas e intelectuales de una época por dos de sus protagonistas más significativos. La Antecámara. Marie de Vichy-Champrond, (1697-1780), marquesa de Deffand, pasó de los placeres del Versalles de principios del siglo XVIII, en la corte del Regente Felipe de Orleáns, a regentar ya en la madurez uno de los salones más importantes de París, cita obligada de escritores y artistas de paso por la ciudad. Su ingenio para la conversación brillaba en el salón, y su arte para la prosa, ensalzada por Sainte-Beuve como una de las mejores de la época, se manifiesta en la abundante correspondencia que mantuvo con Voltaire, Horace Walpole y David Hume, entre otros, a lo largo de su vida.
En la Antecámara Brisville recrea la relación que mantuvieron Madame de Deffand y Julie de Lespinasse, hija bastarda de su hermano, a quien la marquesa rescata del medio rural, para que venga a vivir con ella como compañera y lectora. La joven asiste fascinada a las reuniones del salón. Su juventud y deseo de conocer contrastan vivamente con el escepticismo nihilista de su protectora, para quien los enciclopedistas han caído en una nueva religió la filosofía. “Para Madame Deffand esta ralea de agitadores intelectuales son sólo una variante de los curas , en palabras de Fernando Savater. La joven Julie va siendo poco a poco valorada en el salón, por su inteligencia y belleza, hasta arrinconar a su protectora a un segundo plano.